MI PROCESO

Antes de entrar al mundo fit, mi vida era un corre-corre. Pasaba los días entre la oficina y la casa, sin tiempo para pensar en mí. Comía lo primero que tuviera a la mano: un Milo con pastel de pollo era mi desayuno ideal, no por saludable, sino porque era rápido y me sacaba del paso.

Mi rutina estaba marcada por reuniones, eventos y horas frente al computador. Vivía apurada, agotada y mi cuerpo pasaba factura: migrañas constantes, colon irritable, gastritis, una sensación permanente de cansancio. Mi piel también lo decía: celulitis, flacidez, y una sensación de no sentirme cómoda ni física ni emocionalmente. Intentaba todo: dietas extremas, fajas apretadas, masajes, rutinas improvisadas en casa. Pero sin guía ni propósito claro, nada funcionaba. Me movía, sí… pero sin dirección.

Todo cambió cuando conocí a Andrés, quien hoy es mi esposo. Él fue quien me impulsó a empezar a entrenar, a entender mi cuerpo y a ver el ejercicio desde otro lugar.

Aún así, no fue amor a primera vista con el entrenamiento. Odiaba entrenar. Y aunque me encantaba comer, no tenía idea de cómo hacerlo de forma balanceada. Quería estar saludable por dentro y por fuera, pero sin dejar de disfrutar la comida, por lo que decidí empezar a estudiar sobre el tema. Profundicé en todo lo que tenía que ver con nutrición, hábitos y salud para aprender a escuchar mi cuerpo y tomar decisiones conscientes.

Junto a Andrés, buscamos métodos de entrenamiento eficaces, rápidos y sostenibles. Quería encontrar algo que me enamorara de moverme; no que me agotara más. Fue ahí donde nació Orbit, nuestra primera empresa: Una apuesta por la electroestimulación como una alternativa innovadora, eficaz y que ofrecía resultados reales sin pasar horas en el gimnasio. Era justo lo que necesitaba.

Con el tiempo, entendimos que no era solo un tema de técnica o resultados. Las personas querían algo más: querían a alguien real, que las entendiera, que las inspirara desde la experiencia. Querían un estilo de vida que sí se pudiera vivir, sostener y disfrutar.

Y así nació My Fit Date:
No como una moda, sino como el reflejo de mi historia. Como la prueba de que sí es posible encontrar un equilibrio entre verse bien, sentirse bien y vivir bien.
Una marca que nace desde lo real, desde el cuerpo, desde la vida.

Esa soy yo, My Fit Date